¡Hola! ¡Me llamo Isaac Fernández y quiero ser pirata! Tengo 31 años y 2 perretes que duermen panza arriba. Aquí hablo de mi vida personal y de mi valiente batalla en contra de la pereza existencial y la procastinación. Me gusta el deporte, el chocolate y actividades que combinen ambas cosas simultáneamente. El 94,53% de lo que digo aquí es broma. No me tomes en serio.

2015/02/05

Recuerdos de los primeros cybercafés

He encontrado este pequeño trozo de cartón en un cajón. Me trae muchos recuerdos. Es la tarjeta de uno de los primeros cybercafés que hubo en Coruña hace ya muchos años. Se llamaba H@ckers y para que os hagáis una idea del estado de la tecnología de la época, entre sus ofertas ofrecía cosas tan futuristas y vanguardistas como "Conexión a Internet" o "Monitores de 17 y 19 pulgadas". Vamos, que la gente entraba allí en estado de shock, poniendo la misma cara desencajada que pondría un neandertal si viajases al 30.000 A. de C. y le enseñases "El Señor de los Anillos" en una tablet.

Los cybercafés ofrecían algo llamado "Internet" que al principio era difícil de comprender: tu te sentabas frente a un PC, tecleabas "fotos de gatos" en el buscador "Altavista" y de alguna manera, como por arte de magia, en la pantalla iban apareciendo fotos de mininos. Y lo hacían lentamente, cargándose pixeladas primero, más definidas después. Todo lo rápido que permitía un modem de la época. Nadie se explicaba como era posible aquello aunque hoy es algo normal. Ver vídeos de gatos en Youtube en cualquier parte es el mayor avance tecnológico de la humanidad desde la invención de la Penicilina.

Otra cosa que ofrecía H@ckers era IRC (mencionar que por entonces la gente llamaba cosas como "algarroba" a la @ porque era una letra muy rara y no había consenso en su correcta pronunciación). Para los más jóvenes que leais esto (aunque aquí todos peinamos canas) el IRC era como un grupo de whatsapp primitivo. Sólo que lleno de desconocidos (95% hombres) que intentaban ligar con chicas con la delicadeza y elegancia de un violador que le echa piropos a la camera de un bar de mala muerte mientras se toma la primera cerveza en 20 años porque hace menos de 1 hora que lo han soltado de chirona. "Hola, ¿sexo? ¿edad?" te decían varios desconocidos nada más entrar en un canal de IRC. Si decías "Soy un niño pequeño" no te volvían a hablar (recordemos que los curas aún no tenían internet porque la Iglesia llegó tarde a la era de la informática). Y como no te hablaban, desde aquel momento básicamente te quedabas en aquel lugar junto a ellos, esperando a que entrase otra persona para preguntarle por su sexo, su edad o cualquier cosa que se te ocurriera. En eso consistía el IRC.

Os confieso que la primera vez que entré en un chat en casa de un amigo no supe que decir. En serio. Me moría de vergüenza. "Buff, no conozco a esta gente, ¿qué les digo?" decía mientras me sudaban las manos. Porque por aquel entonces era como hablar con gente real que tuvieses al lado. No era como hoy, que cualquier persona anónima te dice cualquier burrada en un foro o en Twitter. Antes no existía lo del fenómeno "Troll". Eramos más ingenuos con la tecnología.

Y bueno. También está lo de "Voodoo 3" que pone ahí en la tarjeta. Por aquel entonces "Voodoo" era una marca de tarjetas gráficas de última generación que mejoraba mucho la calidad de los juegos (juegos que hoy ya se pueden jugar con un pequeño smartphone en el bus de camino a casa). Recordar que por entonces una tarjeta gráfica era algo caro que no venía de serie con un PC: tú te comprabas "el ordenata" y luego ya si eso le metías una tarjeta gráfica de 50.000 pesetas que les pedías a tus padres por navidad. Que si no te daban una colleja era por no dejarte aún más tonto. "¿Voodoo 3? ¿Qué clase de brujería es esa?" murmuraba la gente asustada y frotándose los ojos cuando se sentaba en un cybercafé como H@ckers y ponía algún juego como el Quake o el Counter Strike, presenciando estupefacta aquel torrente de imágenes virtuales que se veían y sentían tan reales y vívidas como la realidad tangible que les rodeaba. "¿Dónde estoy? ¿Qué es real?" gritaban algunos frente aquellos gráficos "voodoo". Otros no gritaban. Sólo se caían de la silla, agitando los brazos y santiguándose para protegerse de aquella nueva magia voodoo traída del viejo continente. "¿Cómo es posible? ¡Imágenes que cobran vida! ¡El diablo! ¡El diablo!" huían gritando de allí para alertar a toda la aldea.

(NOTA: algunos datos de lo que cuento no son 100% precisos).

Otra cosa sorprendente de H@ckers(y de los cybers de la época que iban de cools) era que, como pone en la tarjeta, tenían una página web y un email. Ahora puede parecer normal pero por entonces era muy "cool" y moderno. Claro que nadie de los que íbamos sabíamos bien que era una web o como demonios se hacía para mandarles algo a eso del email. Porque claro, tú escribías la carta y la metías en un sobre pero, ¿cómo demonios la mandabas a un correo electrónico? Yo tardé años en descubrirlo.

Hoy H@ckers ya no existe. Los años pasaron y tener internet en casa o en el móvil se volvió algo normal. Los cybercafés o "cybers", que durante aquellos días florecieron como setas en Otoño, fueron marchitándose, cerrando sus puertas y desapareciendo de los silenciosos bajos y las sombrías callejuelas de las ciudades como Coruña, dejando como único testimonio de su existencia cosas como este pequeño trozo de cartón que he encontrado en un cajón.

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